Tradiciones, leyendas y cuentos de Chimbote

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El Cerro de la Caja
En el trayecto de Chimbote a Santa por la carretera Panamericana antigua, existe un trecho que se conoce como la “Cuesta de Santa”, que al descenderlo hacia la derecha se observa el cerro denominado “de la Caja”; toma este nombre por que ante el silencio profundo del ambiente, se oía dentro del cerro el sonar de la Caja o Tinya (instrumento Inca), pero conforme se acercaba uno a la base del cerro dejaba este de tocar.

Este fenómeno ahora casi no se nota, jamás fue estudiado científicamente: pero los nativos o oriundos de la caleta de Coishco, manifiestan que las Coyas del Inca fueron enterradas en dicho cerro para evitar que cayesen en manos de los conquistadores españoles. Bien podría ser uno de los conductos del gigante volcán dormido.

Cerro Campana
Cuentan los pobladores que en el Cerro Campana, ubicado en Monte Sarumo, de tiempo en tiempo se escucha tocar una banda de músicos, específicamente en luna llena; por lo que se cree que es un "Cerro Encantado". (Lizardo Sifuentes Castro).
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Foto: Cortesía Club de Conquistadores Canaán

La mujer que compró su marido
El año 1946 se presentó ante el Secretario del Concejo Provincial, una hermosa porteña que quería contraer matrimonio civil, fijada la fecha y la hora, en plena ceremonia hizo acto de presencia una mujer con su hija tratando de impedir el acto amparada en la Partida de Matrimonio que exhibía.

La contrayente ni corta ni perezosa llevó a la mujer a un extremo de la Casa Municipal y le extendió un cheque por 250 mil soles de aquel entonces, que fue aceptado. El Secretario no quiso continuar la ceremonia, exclamando la mujer que no se preocupara que ella firmaría como testigo, autorizando el Alcalde la compra del marido por la mujer adinerada.

La Llorona de Coishco
Se cuenta que en Coishco, había una mujer muy humilde, la cual tuvo un hijo, pero su padre no la quiso aceptar con el niño, ella suplicó su perdón y vio la manera de que su padre la perdonara, pero su padre por no dejar de la lado su orgullo, decidió darle fin a la criatura, pero como ésta se oponía y estaba dispuesta a cualquier cosa para que no le pasara nada a su hijo, su padre no tuvo compasión, ni tuvo otra solución que acabar con la vida de ambos.

Desde aquel día el alma de aquella muchacha no puede descansar en paz, es por eso que cada cierto tiempo baja desde los cerros en busca de su hijo, dicen que su apariencia es, gringa, alta y muy bonita (moradores que la han visto). Este personaje recorre las calles de Coishco, esto es como a las doce de la media noche, y empieza a llorar desconsoladamente es así como va llorando y pasa muy cerca de las casas.

Su llanto es insistente como para que la auxilien, pero si alguien sale o abre su puerta, esta desaparece instantáneamente y se lleva su víctima. Los moradores de este lugar están apercibidos de esto, tal es así que cada vez que la llorona pasa, no le abren la puerta.

El Caballero Invisible
Varios años después, que las fuerzas chilenas se habían excedido en atropellos y destrucciones, dejando a través del tiempo ese bloque de viviendas, denominadas la “Cuesta Chile”, cerca a una de estas casas de madera, empezó a visitarlos un “Caballero Invisible” para la mayoría, y solo visible, para la dueña del inmueble.

El hogar era de don Mauricio Beltrán Banzur, anciano de memoria esplendora, quien en sus años mozos prestaba servicios en el ferrocarril de la Peruvian. Estaba casado con doña Claudia Cerna de Beltrán, señora de nervios templados y fiel colaboradora de su hogar.

Todo marchaba bien, excepto la extraña visita de un varón bien vestido, quien le conversaba y le indicaba que debía seguirle a una meta desconocida. Este caballero, solamente visitaba el domicilio de la familia Beltrán, cuando Don Mauricio acudía a cumplir sus faenas diarias. Claro inicialmente la señora no le dio mayor importancia, pero fueron tantas las veces que se presentaba, con un rostro irónico, pero impresionante, que decidió comunicárselo a su esposo.

Fue cuando decidieron poner en práctica un plan. En efecto un día despidiéndose él a voz de cuello, para irse a laborar y dejó así su residencia. Pero ya de acuerdo con su señora, al cabo de media hora retornó al hogar. Cual no sería su sorpresa al hallar a doña Claudia conversando con un ser invisible. Don Mauricio pensó un instante, quizás en una alteración de su compañera.

Seguidamente, continuó checando en los cuartos contiguos sigilosamente, pero no halló a nadie. No vio, menos escuchó voz masculina, excepto la voz de su mujer. Minutos después conversó con su señora esposa y ella se extraño de que Don Mauricio, no hubiera podido ver al caballero visitante, “Cuando ha estado sentado en una silla de en frente y una sonrisa de imán” respondió.

Pasaron los meses y continuaba insistiendo el misterioso huésped. Naturalmente, hasta los celos le crecieron al dueño del inmueble, por lo que decidió poner fin a esa “comedia”, como imaginó él. Un día de calor agobiante de manera especial se reunió en una cantina, con varios amigos ferrocarriles y llevaron varias copas de licor... ya “picado” hasta los dientes y con espíritu valentón, se dirigió a su casa para enfrentar a su rival, el “caballero invisible”.
Y tal como esperaba, nuevamente observó a su esposa conversando aunque aparentemente sola, pero como don Mauricio estaba con sus tragos, lanzó esta frase a todo volumen: “ ¡Fuera demonio de mi casa. Si quieres, enfréntate conmigo, que soy católico y sólo creo en Dios!”.

Enseguida hizo tres disparos, con la pistola que, exprofesamente había llevado consigo. Narraba su señora esposa, y que al oír el intruso esa frase muy cristiana por cierto, respondió con rencor “¡mujer, por culpa de este hombre, has perdido una fortuna, solamente quería conducirte a un “entierro” de riquezas, por eso insistía para entregarte todo y salvar mis pecados. Hoy todo lo has perdido. Y no volveré!”. Dicho y hecho. Desde aquel día, el caballero invisible nunca más retornó a enturbiar ese hogar. Desde aquel entonces la paz reinó en aquel hogar.

El Ahogado
Narran los primeros pobladores que cierta vez salió de pesca un padre con sus dos menores hijos, adentrándose muy cerca a la cueva "de las brujas"; contraídos en la faena no se dieron cuenta que el atardecer cubría con su manto nocturno la bahía, empezaron a remar cuan rápido les permitía sus energías; entre las sombras se levantó una sombra como fantasma que rápidamente jaló a uno de ellos perdiéndose entre las aguas.
A partir de esa fecha nadie se atrevía a salir a pasear, menos a pescar de noche, por que se oía el gemido lastimero del ahogado pidiendo auxilio"... auxiiiliooooooo me ahogoooooo". Esta leyenda fue convirtiéndose en terror de los grandes y pequeños, el que llegada la tarde se encerraban en sus chozas de caña y esteras, permaneciendo la caleta completamente desierta y en sepulcral silencio. (Unyen 1987:163).

El Puerto de Santa y la Semana Santa
Narran los nativos del distrito de Santa, que su población fue muy floreciente en los primeros tiempos; contaban con un puerto principal y su respectivo muelle de embarque, así como un templo erigido al Señor. Relatan que en Semana Santa, al sacar en procesión a las vírgenes por las calles antiguas de Santa, se veía salir al Señor en Andas acompañado de una multitud que “le acompañaba con sus velas prendidas hasta el puerto” todo sobre las olas del mar; terminándose la visión en cuestión de segundos de ilusión óptica. (Unyen 1987:163).

El Fantasma de la Capa Negra
Corría el año 1944. Chimbote todavía registraba muchas áreas desoladas, escasas viviendas y quietud plena, aunque sí estaba preñado de anécdotas fantasmales. Por inmediaciones de la campiña, existían muchas zonas desérticas; y en casi toda el área suburbana, no había circulación vehicular.

Fue en un amanecer primaveral -22 de noviembre- que al término de una fiesta familiar en el KM 3 ½, uno de los autores de este relato, en compañía de una hermana mayor, venían siguiendo la trayectoria de la línea férrea, cuando frente al Cerro de la Cruz de Mayo -hoy Reservorio de Agua Potable- divisaron pasmados un extraño ser con capa negra.

La sangre de ambos pareció coagularse y sólo atinaron a mirar con los ojos desorbitados. Por fortuna, unos matorrales sirvieron de defensa a la pareja y desde ahí, durante unos veinte minutos pudieron apreciar el "espectáculo" que ofreció el ignato personaje. Estaba vestido de rigoroso negro; era alto, robusto, con rostro difícil de distinguírsele.

La inmensa capa que portaba, ofrecía dificultad para verle los pies, a pesar de que saltaba con movimientos ondulantes, jadeados con el viento primaveral. Más parecía un cuadro de terror. Además "El fantasma de la Capa Negra", como los testigos se les ocurrió llamarlo, llevaba un libro voluminoso, en el que al parecer, buscaba ciertas páginas.

De pronto daba saltos bajo la Cruz, como de pronto intentaba volar; arrojaba el libro y desaparecía al caer al lado posterior. Luego volvía aparecer, para continuar con este inquieto movimiento, mientras los dos observadores, espectaban la escena impregnados de un crudo temor.

En el Cerro Dos de Mayo -hoy destruida la Cruz- no habitaba nadie; sino recién a una distancia mínima de un kilómetro, por lo que llenó de terror a esos cuatro ojos -inocentes aún- que admiraron pasmados la singular escena. Ya al rayar totalmente la aurora, en el trayecto, contaron a las típicas lecheras, que cada mañana de la campiña proveían de este líquido el Mercado Central. Pero hasta el día de hoy, ninguna ha dado respaldo al cuadro fantasmal, por no haber visto caso alguno.

A pesar de que ellas transitaban diariamente a caballo, a burro o a pie, a igual hora y por el mismo lugar. Lo cierto es que ambos hermanos, llevan grabado en su memoria a "El Fantasma de la Capa Negra", como si hubiera ocurrido ayer. Y desde entonces, ya no osaron madrugar por sitios desolados y sobre todo desobedeciendo los consejos de los mayores, que se nos olvidaba de contar.

La Casa Diabólica
Hasta hace menos de una década, con voz reposada y mirada firme narraba doña Isabel Morales un caso que, por lo prolongado del misterio, inclusive llego a disminuir el terror en la población de entonces; aunque en todo instante, imprimió respeto.

El, aún personero de la comunidad de Indígenas, poseía una casa parte de adobes y parte de carrizos en la primera cuadra del jirón Carlos de los Heros, antes conocido como Huanchaquito. La particularidad de esta vivienda, era que nadie podía siquiera pasar una noche habitándola, porque las “desventuradas almas” jalaban la sabana y la frazada, movían el catre, carmaban, un bullicio infernal y en fin imposibilitaban conciliar el sueño.

Esta vivienda como otras estaban destinadas para alquilar a los viajeros de la Sierra que, debido a la escasez de hoteles, tenía que ocuparla, para embarcarse después en vapor, rumbo al Callao.

Todo hubiera sido normal, pero el estrecho hecho que ocurría en esa casa, se fue repitiendo durante varios años y no hubo persona que pudiera amanecer en la vivienda de doña Isabel Morales de ahí que los moradores, aunque con aire de respeto, optaron por no dar mayor importancia a la “Casa Endiablada”, como algunos la denominaron, sin embargo toda vez que alguien solicitaba en alquiler se le explicaba el misterio y así muchos no la ocuparon mientras que otras “valientes”, luego de la media noche, tenían que abandonar la casa, aunque sea en calzoncillos.

Es que dormir se le hacia imposible. Cinco años continuó este raro hecho. La vivienda se hizo popular entre los viajeros y naturales; y según cierta vez narró Isabel Morales a don Francisco de Salas Gutiérrez Cárdenas gran versado en el Chimbote de otrora y dueño de una prodigiosa memoria, llego un día en que ya adolecía de firmeza para proponer el alquiler de la vivienda, por temor a que le dijeron que tenia un pacto con el diablo.

Así transcurrió el tiempo; hasta que arribó un chino enjuto de carnes y un tanto silencioso; pero demostró ser dueño de si mismo. El oriental sin inconveniente, abandono las merced conductiva y no obstante a los antecedentes cargo sus maletas y se retiro a descansar con plena seguridad. En la población había expectativa tremenda por verlo salir “como bala de cañón”, en horas de noche, pero el resultado fue tan sorpresivo, que el chinito amaneció y no dijo ni chinimus.

El Látigo del Zorro y el Fantasma
Cuentan que en Chimbote existió un atleta excepcional, que solía disfrazarse íntegramente de negro, el que con un látigo en mano se presentaba en horas de la noche, por la Avenida Gálvez, a la altura de las antiguas casas de los empleados del ferrocarril, donde se encontraba un supermercado Cooperativo.

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Grande era el temor de la población, en especial de los viajeros que llegaban en horas de la madrugada y tenían que atravezar dicha calle; cuando menos pensaban, aparecía Él, por el aire saltando las vetustas tapias del "Muro de la Vergüenza", propiciándoles tal golpiza; era diestro con el látigo, más el terror que paralizaba, no les permitía defenderse; luego consumado el atropello se esfumaba como el viento, tal como llegaba.

Lo del fantasma llegó a crear una histeria colectiva que hizo que pocos se atrevían a salir de noche por no encontrarse con tan misterioso personaje.

La Princesa y las veinticinco tinajas de chicha
En las faldas del cerro de arena, sobre el que se asienta el pueblo joven San Pedro, existe una dacha que en sus buenos tiempos debió ser muy importante, pero en la actualidad yace bastante descuidada.

Corría el año de 1962, una conocida compañía constructora realizaba trabajos de excavación. El obrero que manipulaba el tractor entre sorprendido exclamó ¡una momia¡ ¡Oro!, ¡Oro!, ¡Oro! ...! ... en contados segundos la aglomeración de los curiosos era mayúscula ... entre lo que parecía un cajón relucían varias piezas de dorado metal y junto a el una que en su cuello brillaba un fastidioso collar de oro y piedras preciosas, mientras que el ropaje era de una finura sin igual.

Alguien de los presentes notó que no muy lejos, 25 tinajas de chicha de tiempos inmemoriales esperaban ya convertidos en rica miel, rompiesen su encantamiento desde siglos. El destino del collar de Oro, nadie sabe; los que fueron remunerados de ves en cuando se acuerdan; por la dacha aún espera! Su virginidad no ha sido totalmente mancillada! ¿Qué misterios en su vientre todavía encierra?

La Huaca de San Pedro
Cuentan, las personas que vivieron cerca de ahi, que pudieron escuchar y ver muchos misterios los cuales se dieron en este lugar, uno de ellos es que, cada cierto tiempo se escuchaban misteriosos sonidos era como el sonido del tic tac del reloj y cuando la gente intentaba dar con el lugar, no podían dar con ello, este sonido se producía al atardecer casi siempre.

También se cuenta y como se conoce que la dacha por su propio nombre, guarda muchos huacos, pero aparte de esto, se dice que cuando se empezaron a abrir las calles en san Pedro, se encontró muchos minerales y oro, dicen que estaban en barras, por este motivo, cesó la trayectoria de abrir las calles y avenidas. La gente es muy creyente a todos los acontecimientos que se dieron aquí.

El Pasajero Fantasma
Era el año de 1965, cuando a Chimbote se le consideraba como primer puerto pesquero del mundo por la abundancia de pescado que había. Los colectiveros y taxistas tenían bastante movimiento.

En el trayecto de Villa María a Miramar sucedieron muchas cosas sobrenaturales, una de ellas, según manifiestan varios lechuceros o taxistas que trabajan sólo en las noches que en el tramo de Villa María al cruce del 27 de octubre llamado “Los pantanos de Villa María”.

Siempre se aparecía una señorita muy hermosa que les pedía que le hagan una carrera; la señorita subía al carro, el taxista a la altura del Trapecio o por la Florida. Miraba por el espejo retrovisor hacia el asiento de atrás para preguntar a donde quería que la lleve, y su mayor sorpresa era que la señorita ya no estaba dentro del carro, “el pasajero fantasma” había regresado misteriosamente a los pantanos de Villa María a buscar otro taxi.

La Flor y la Muerte
En chimbote, en donde hoy día está ubicado el mercado mayorista “Progreso”, anteriormente existía el Cementerio de Chimbote. La gente que vivía en prolongación Buenos Aires o en la urbanización el 21 de abril, para ir al estadio a espectar un partido de fútbol, tenían que pasar por el centro del cementerio, por donde se había aprovisionado un camino para llegar más pronto al Estadio “Manuel Gómez Arellano”.

Un día un peatón al transitar por este camino provisional, se dio cuenta que habían muchos nichos destapados y los esqueletos de los difuntos estaban al aire libre, pero lo que más le llamó la atención fue que del centro del ojo de una calavera hacia una hermosa flor, este peatón se quedó observando la tan hermosa flor y se inspiró de esta manera.

“Pobre flor que mal nacistes y que desgraciada fue tu suerte, que al primer paso que distes te encontraste con la muerte, el cogerte es cosa triste, el arrancarte es cosa fuerte. Pero más fuerte es el dejarte con la muerte”. Después de esto el peatón siguió su camino dejando a la hermosa “flor junto a la muerte”.

La Rubia del Cementerio
Se dice que cuando llega la noche en el cementerio de Huambacho, y en las madrugadas se dice qué, sale una monumental mujer rubia totalmente desnuda con un resplandor que emana de su cuerpo. Son anécdotas o experiencias que cuentan los traileros, que siempre dicen que la ven salir del cementerio.

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Imagen: Bianca Biasi

Cierta madrugada como a las 3 de la mañana un trailero se dirigía desde Lima a Chimbote, y a la altura de dicho cementerio se le aparecio la mujer rubia desnuda, y se le puso en medio de la pista y el chofer pensó que era una mujer cualquiera y freno para evitar atropellarla, pero no le dio tiempo y le paso el trailer por encima.

El trailero asustado bajo a verla pero no había nadie y regreso confundido, y más asustado a su vehículo y encontró a la rubia sentada en la cabina del vehículo, se sobo los ojos para comprobar que no eran solo visiones lo que estaba viendo y en cuanto lo hizo ella desapareció, parece que solo quería asustar al chofer o matarlo del susto.

El chofer continuo su ruta muy asustado, pues nunca le había pasado algo así. Se dice que hace mucho tiempo atropellaron a una mujer con estas características, a la altura de dicho cementerio, tal vez sea por eso que se aparece y su alma para vagando en pena, y asustar algunos que le atravieses por allí.

Los Pishtacos
A comienzos de este siglo, se empieza a escuchar esta palabra que es sinónimo de asesinato, de muerte. Cuentan que en las Haciendas de Tamboreal y San Jacinto, la persona que laboraba en el cultivo de la caña de azúcar, se encontraba intranquila y temerosa, por la paulatina desaparición y el posterior encuentro de personas completamente degolladas.

Había cundido la alarma que estas eran secuestradas para extraerles el aceite; ya que según recomendación de los fabricantes de las maquinarias, seria el aditamento idóneo para el máximo rendimiento de estas. El terror fue tanto, que nadie salía solo, por temor de encontrarse con los pistachos. Hace pocos años volvió a cundir la alarma y el pánico, al encontrarse varios cuerpos degollados en algunos pueblos jóvenes de Chimbote, interrogantes aún sin explicación.

La Casa Llena de Oro Encantado
En la urbanización El Carmen vivía una familia muy rica en dinero, tenían una linda casa en la cual los vecinos tenían envidia de esa casa. Un día cuando sus familiares de aquel joven millonario que tenía todo, abusó de una servidumbre y la enterró en su propia casa, entonces el joven se volvió loco, y asi fue liquidando a sus familiares.

Cuando la policía se entero del asesinato de toda la familia millonaria, los policías encontraron al joven rico en su cuarto lleno de oro y plata, y a la vez al joven muerto, entonces cuando vieron estas cosas la gente que vivía por allí a lado de aquella casa. Los muchachos comenzaron a entrar a aquella casa rica pero nunca salían de aquella casa, los jóvenes se desaparecían dentro de la casa.

El Niño
En Chimbote en la urbanización los Cóndores de la Unión, había un niño que siempre los domingos salía a jugar con sus amigos en la pista. La madre del niño le decía a diario que no jugara en la pista porque era muy peligroso y el niño no le hacia caso a su madre.

Un día un ómnibus que se trasladaba al paradero de Ramón Castilla atropelló mortalmente al niño. Desde aquel entonces se hablaba que en esa pista, siempre todas las noches empezaba un niño a llorar y a llamar a su madre. Un día la madre salió a ver quien lo llamaba afuera, la madre vió a un fantasma, desde entonces la madre enloqueció.

La Sirena Encantada
En Chimbote había un pescador llamado Enrique, que tenía una lancha en la cual salía a pescar todos los domingos en las noches. Según la historia que cuentan, que don Enrique tenía la responsabilidad de manejar su lancha con precaución.

Salió a partir desde las dos de la madrugada en su lancha rumbo a pescar, don Enrique cantaba por el alta mar con su lancha de pronto vio una sirena muy hermosa con el cabello muy castaño que le decía con señas de sus manos que le decían ven.

Ese lugar era muy peligroso. Entonces don Enrique persiguió a la sirena, hasta llegar a un sitió donde había una isla que tenía un túnel donde las aguas eran muy tranquilas. Don Enrique entró en aquel túnel y las aguas que estaban tranquilas comenzaron a achicarse en aquel tunel encantado y entonces fue aplastado el pobre pescador y fue llevado por las aguas. Al otro día, luego de ser alertados los guardacostas comenzaron a la búsqueda pero nunca llegaron a encontrarlo.

La Anciana Pobre
En Chimbote existe un pueblo llamado La Unión, en una casa de la avenida palmera vivía una anciana que era muy pobre hasta que un día la anciana murió. Entonces en esa casa comenzaron a penar; por lo cual los familiares de la anciana que aún vivían ahi optaron por dejar de vivir en ese lugar y pasado un tiempo, la casa de la pobre anciana fue vendida a dos jóvenes recién casados.

Sin saber que en esa casa penaba el alma de la anciana; estos dos jóvenes comenzaron a tener miedo de vivir ahi, debido a fenómenos paranormales que sucedia en la casa de la anciana. Un día vinieron a visitar a los jóvenes. Los familiares de alguna manera entraron a la casa, pero no encontraron a los recién casados, pero hallaron algo escrito con sangre, escrito en la pared que decía "A nadie puede ser vendida esta casa porque esta casa es de los muertos".

Pueblo Viejo
"Pueblo Viejo" es (fue) un lugar con construcciones arquelógicas trabajadas en piedras, ubicado en la parte alta entre el sureste del centro poblado de la comunidad de Lacramarca, sobre las orillas del río Lacramarca.

Cuentan las personas de mayor edad que antiguamente en ese lugar estaba ubicado el pueblo de Lacramarca; y, que posteriormente con la llegada de los españoles y por ende la religión católica, posiblemente por su ubicación geográfica, seguramente los españoles vieron este sitio como un lugar estratégico.
El sitio donde hoy se levanta o queda ubicado el centro poblado, y con intención que se construya su iglesia, los españoles hicieron creer a los lugareños que la "Cruz", considerada la imagen sagrada y patrón de ese pueblo, desde aquel tiempo, por bendición o milagro del señor, de tiempo en tiempo y por las noches, la cruz, amanecía en el lugar donde hoy queda el pueblo, y entonces mandaron fundar el pueblo y construir su iglesia del santo patrón, quedando la denominación de "Pueblo Viejo" en el lugar descrito.
 
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